No obstante ser mujer, encontré exagerado pero
a la vez festivo el traslado de la palabra matria por patria y
el eje masculinización por el concepto enmujeramiento.
Pero, posteriormente con el filtro de la
reflexión personal, considero que la plasticidad de ambas concepciones
interpelan y reformulan la base del gran cambio cultural que
nuestro país está vivenciando. Ambas expresiones encarnan en lo
profundo, la expectación coparticipativa respecto de lo que
ambos géneros deben realizar para uniformar el espacio
cotidiano de las amabilidades, del respeto, de las confianzas, de
las legitimizaciones, del conocimiento acumulado y del accionar
cooperativo de los actores civiles involucrados en el proceso de hacer una
mejor patria.
¡Qué desafío¡
No es fácil erradicar la miopía de los aspectos más
agrios del machismo y hembrismo que todavía transitan en la cotidianeidad
de la urdiembre
social, de ahí la necesidad de visibilizar las diversas
realidades actuales, para conquistar y afiatar cambios,
lo que traduce beneficios y correspondencias en el ámbito
profesional, laboral, educacional, social, cultural, legal y familiar. Por tanto, desde este sentido, no lo
interpreto como
el empoderamiento de la mujer sino como propuesta fundamental inserta en el escenario argumentativo de su enfoque,
razonamiento que percibo como la exclusión de la disparidad e
inclusión de la simetría.
No voté por Ud., Sra.
Presidente, pero cuando mencionó la palabra sueños me sentí
identificada, por eso le entrego mi confianza y mis expectativas, lo
que me conduce a prometer como mujer, profesional y jefa de hogar
perseverar desde mi experticia, para potenciar mi sueño que traduce
la aspiración de padres/madres post-separación conyugal y/o vincular
"
compartir plenamente sus hijos cuando se instalan como familia no intacta
o disuelta".
¡Qué desafío, erradicar la cesantía
socio afectiva y presencial de padre y/o madre no custodio¡
El eje ancla de mi esfuerzo profesional es el interés superior del niño,
este compromiso se enlaza con la familia y con mi país, por
eso Señora Presidenta, espero que mis propuestas sean consideradas en su gobierno. Estas
proposiciones requieren una estructura perfilada porque emergen tanto de la
investigación personal como del trabajo en terreno y algunas de ellas
emanan de los principios de Primer Encuentro Iberoamericano de Padres por
la Igualdad Parental, contenidos en la Declaración de Santiago,
2004, (incluida en esta sección de artículos).
Al respecto y muy sucintamente, urge solicitar
al legislador
la creación de:
-
Un Ministerio de la Familia,
que aglutine toda la temática concerniente a ella.
-
Un
nuevo cuerpo legal que contenga el Código de
la Familia.
-
Un equipo interdisciplinario especializado en la dinámica familiar que opere en los Tribunales de la Familia.
-
Un
Servicio Nacional del Hombre.
Un paradigma de tuición compartida, en base al principio de coparentalidad.
(Modelo que Padres por la Igualdad Parental (PIP) hemos articulado para
ser presentado al Congreso).
-
Que se sancione
y se tipifique como delito grave el Síndrome de Alienación Parental (SAP) o
rechazo inducido contra el progenitor no custodio; debido a que los
comportamientos alienadores en
consonancia con el ritmo y el clima de la programación, cimientan paulatinamente el
impedimento, obstrucción y destrucción vincular en la relación
parento-filial.
Estas estrategias manipulativas son altamente perniciosas, y dicen
relación entre otras, a la interferencia crónica en el impedimentos del
contacto directo y regular con el niño, (incumplimientos legales y los
cambios de residencia no informados las falsas
denuncias de abuso sexual y el
secuestro parental de menores.
Estos contenidos, así como otros,
elaborados en las mesas redondas del Encuentro Santiago (2004), señalan
las carencias de nuestra familia, y esto nos convoca a no seguir reflexionando sino a gestar
acciones que permitan a cualquier constelación de matriz relacional, restaurar
la singularidad de su dinámica socio afectiva, porque desde el
vínculo de apego aprendemos a relacionarnos con los otros y los otros en
definitiva somos las personas, que desde
distintas vertientes internas construimos e instalamos la impronta
generacional de nuestra familia.
Concluyendo, creo y acepto con respeto la
diversidad, y lo expreso porque las personas que hemos observado y
participado en el ritual de la transmisión del mando, hemos
desarrollado diferentes miradas frente a la solemnidad del acto. Desde
este contexto, tuve la sensación que a esta ceremonia participativa
llegaba una novia al gran templo de la nación, para ser entregada
por el padre Sr. Ricardo Lagos (ex presidente) lugar donde recibió
la banda presidencial de manos de otro ex presidente Sr. Eduardo
Frei, momento que vislumbré como el anillo que sella el compromiso
de Ud., con nuestro país.
En el Congreso se fraguó un momento de
encantamiento que deseo se prolongue, porque Ud., Sra. Presidenta se
matrimonió con Chile y con la familia chilena.
María Guisella Steffen Cáceres
Magíster en Ciencias de la Educación y
Licenciada en Familia y Relaciones Humanas
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