El Síndrome de Alienación
Parental, es el silencio doliente del alma porque inmola la esfera
de los afectos.
El Síndrome de Alienación
Parental y/o la ausencia del padre/madre en al vida del niño, resultado
del alejamiento forzado, se constituye en el heraldo de la gran desolación
que azota la mente y lacera el corazón del progenitor portador de
este virus.
Desde este rechazo inducido,
se experiencia la devastación del otrora entorno familiar de cotidianeidad
coloquial acunado en el amor y complicidad paterno-filial
, renuncia que se vivencia en los casos severos, como la extinción total
del proceso afectivo en la relación padre e hijo.
Podría decirse que el Sïndrome
de Alienación Parental, es un enjuague mental restrictivo que opera como
un mandato para quebrantar los sentimientos de lealtad y amor del niño
hacia el padre. La literatura nos habla de lavado de cerebro, manipulación,
coerción, programación y de muchos otros conceptos en evolución. Pero,
lo invariable en el tiempo, es que a través de este consumado interjuego,
padres y madres (en ocasiones) pierden a perpetuidad a sus hijos, en concordancia
con el grado de severidad corrosiva del síndrome.
Como he trabajado
con padres separados no custodios, puedo señalar algunas indicadores respecto
de cómo reconocer desde el niño esta especie de enjuague mental restrictivo
( me atrevo a decir que no siempre es un lavado integral, dado que persiste
en la mente infantil y adulta, la internalización biográfica del padre
).
Para apreciar los diverso
grados del alejamiento paternal, los he puntualizado en leve, intermedio
y duro.
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Cuando los niños abusan
del amor paterno, solicitando un exceso de compensaciones, nos enfrentamos
a un SAP leve.
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Cuando los niños no
desean que el padre los lleve al colegio, nos enfrentamos a un. SAP
leve.
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Cuando el padre se
ve imposibilitado de fijar fronteras durante el tiempo que comparten
como visitador-visita, nos enfrentamos a un SAP intermedio.
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Cuando los niños prefieren
disfrutar y compartir con la familia de origen de la madre, en lugar
del padre, nos enfrentamos a un SAP intermedio.
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Cuando los niños no
quieren vacacionar con el padre, nos enfrentamos a un. SAP intermedio.
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Cuando los niños no
desean saludar al padre en su cumpleaños, nos enfrentamos a un. SAP
intermedio.
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Cuando los niños no
desean contestar el teléfono para hablar con su padre, nos enfrentamos
a un SAP intermedio.
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Cuando actúan como
emisarios (solicitan dinero y reparaciones de casa, etc), nos enfrentamos
a un SAP intermedio.
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Cuando interpelan a
la nueva pareja del padre, nos enfrentamos a un SAP intermedio.
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Cuando critican al
progenitor de manera insistente, nos enfrentamos a un. SAP intermedio.
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Cuando el padre va
a buscarlos a casa y no quieren salir con el, nos enfrentamos
a un. SAP intermedio.
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Cuando los niños
ignoran al padre en la mente y frente a los especialistas y dicen
no recordarlo, nos enfrentamos a un SAP duro.
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Cuando los niños
rechazan con resistencia la presencia física del progenitor
en el mal denominado contacto directo y regular, nos enfrentamos a
un SAP duro.
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Cuando los niños
perciben al progenitor como un elemento peligroso, por impedir
la continuidad simbiótica con la madre, nos enfrentamos a un. SAP
duro.
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Cuando los adolescentes
escriben, hablan y se comportan con el padre no custodio de forma
indigna, nos enfrentamos a un SAP duro.
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Cuando los niños deciden
llamar padre a la pareja de la madre (obviando al padre biológico)
nos enfrentamos a un SAP duro.
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Cuando avisan al progenitor
que no lo verán más, nos enfrentamos a un SAP duro
-
Cuando los niños ceden
a los caprichos impositivos del otro progenitor, denuncian y testimonian
( maltrato físico y abuso sexual.- falsas denuncias) nos enfrentamos
al más duro comportamiento del SAP.
Frente a estos comportamientos
y otras actitudes, cabe preguntarse: ¿Dónde quedan todas las emociones
infantiles y recuerdos de esas encantadoras representaciones archivadas
en la memoria?
La respuesta sólo la tiene
el gran depredador- la ex pareja parental, quien al hostigar implacablemente
la vía relacional de la lealtad y trituradora de la confianza del vínculo
amoroso paterno-filial, desanuda tan fríamente la impronta del núcleo
emocional, que en ocasiones es imposible regenerarlos de por vida.
Por aquellos padres que
han vivido y siguen viviendo esta pesadilla, ¿ Creen Uds., que el Síndrome
de Alienación Parental debería ser tipificado como delito penal, tal como
lo expresan otras legislaciones que han modificado sus procedimientos
penales?
M. Guisella Steffen Cáceres
Licenciada en Familia y Magíster en Ciencias
de la Educación,
con Mención en Orientación, Relaciones Humanas y Familia.
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