SILENCIO DOLIENTE VERSUS CESE DE LA CONFIANZA
(Enero, 2005)

 

El  Síndrome de Alienación Parental,  es el silencio doliente del alma porque inmola la esfera de los afectos.

El Síndrome de Alienación Parental y/o la ausencia del padre/madre en al vida del niño, resultado del alejamiento forzado, se constituye en el heraldo de la gran desolación que azota  la mente y lacera el corazón del progenitor portador de este virus.  

Desde este rechazo inducido, se experiencia la devastación del otrora entorno familiar de cotidianeidad coloquial  acunado en el  amor y complicidad paterno-filial , renuncia que se vivencia en los casos severos, como la extinción total del proceso afectivo en la relación padre e hijo.

Podría decirse que el Sïndrome de Alienación Parental, es un enjuague mental restrictivo que opera como un mandato para quebrantar los sentimientos de lealtad y amor del niño hacia el padre. La literatura nos habla de lavado de cerebro, manipulación, coerción, programación y de muchos otros conceptos en evolución. Pero,  lo invariable en el tiempo, es que a través de este consumado interjuego,  padres y madres (en ocasiones) pierden a perpetuidad a sus hijos, en concordancia con el  grado de severidad corrosiva del síndrome.

 Como he trabajado con padres separados no custodios, puedo señalar algunas indicadores respecto de cómo reconocer desde el niño esta especie de enjuague mental restrictivo ( me atrevo a decir que no siempre es un lavado integral, dado que persiste en la mente infantil y adulta, la internalización biográfica del padre ).

Para apreciar los diverso grados del alejamiento paternal, los he puntualizado en leve, intermedio y duro.

  • Cuando los niños abusan del amor paterno, solicitando un exceso de compensaciones, nos enfrentamos a un SAP leve.

  • Cuando los niños no desean que el padre los lleve al colegio, nos enfrentamos a un. SAP leve.

  • Cuando el padre se ve imposibilitado de fijar fronteras durante el tiempo que comparten como visitador-visita, nos enfrentamos a un SAP intermedio.

  • Cuando los niños prefieren disfrutar y compartir con la familia de origen de la madre, en lugar del padre, nos enfrentamos a un  SAP intermedio.

  • Cuando los niños no quieren vacacionar con el padre, nos enfrentamos a un. SAP intermedio.

  • Cuando los niños no desean saludar al padre en su cumpleaños, nos enfrentamos a un. SAP intermedio.

  • Cuando los niños no desean contestar el teléfono para hablar con su padre, nos enfrentamos a un SAP intermedio.

  • Cuando actúan como emisarios (solicitan dinero y reparaciones de casa, etc), nos enfrentamos a un SAP intermedio.

  • Cuando interpelan a la nueva pareja del padre, nos enfrentamos a un SAP intermedio.

  • Cuando critican al progenitor de manera insistente, nos enfrentamos a un. SAP intermedio.

  • Cuando el padre va a buscarlos  a casa y no quieren salir con el, nos enfrentamos a un. SAP intermedio.

  •  Cuando los niños  ignoran al padre en la mente y frente a los especialistas y dicen no recordarlo, nos enfrentamos a un SAP duro.

  •  Cuando los niños  rechazan  con resistencia la presencia física  del progenitor en el mal denominado contacto directo y regular, nos enfrentamos a un SAP duro.

  •  Cuando los niños perciben al progenitor como un elemento peligroso, por impedir  la continuidad simbiótica con la madre, nos enfrentamos a un. SAP duro.

  • Cuando los adolescentes escriben, hablan y se comportan con el padre no custodio de forma indigna, nos enfrentamos a un SAP duro.

  • Cuando los niños deciden llamar padre a la pareja de la madre (obviando al padre biológico)  nos enfrentamos a un SAP duro.

  • Cuando avisan al progenitor que no lo verán más, nos enfrentamos a un SAP duro

  • Cuando los niños ceden a los caprichos impositivos del otro progenitor, denuncian y testimonian ( maltrato físico y abuso sexual.- falsas denuncias)  nos enfrentamos al más duro comportamiento del SAP.

Frente a estos comportamientos y otras actitudes, cabe preguntarse: ¿Dónde quedan  todas las emociones infantiles y recuerdos de esas encantadoras representaciones archivadas en la memoria?

La respuesta sólo la tiene el gran depredador- la ex pareja parental, quien al hostigar implacablemente la vía relacional de la lealtad y trituradora de la confianza del vínculo amoroso paterno-filial, desanuda tan fríamente la impronta del núcleo emocional,  que en ocasiones es imposible regenerarlos de por vida.

Por aquellos padres que han vivido y siguen viviendo esta pesadilla, ¿ Creen Uds., que el Síndrome de Alienación Parental debería ser tipificado como delito penal, tal como lo expresan otras legislaciones que han modificado sus procedimientos penales?

M. Guisella Steffen Cáceres
Licenciada en Familia y Magíster en Ciencias de la Educación,
con Mención en Orientación, Relaciones Humanas y Familia.