NATURALEZA DE LA PATERNIDAD SOCIOAFECTIVA
(Abril, 2004)


El origen de la paternidad socioafectiva contemporánea deviene de una multitud de cambios socioculturales que originaron la crisis a nivel de identitario masculino y el cuestionamiento de la paternidad, producto del quiebre del sistema patriarcal.

Estas dos precisiones han permeado el fundamento vincular entre pareja y familia y enmarcan la nueva realidad de la masculinidad en correlato con el perfeccionamiento de la paternidad actual, que reflejan la insistencia de ser padre y hacer de padre. El proceso que vivencia el hombre-padre lo configura en su paternidad socioafectiva, y se relaciona con una mayor presencia y compromiso, asociado con una amplia empatía emocional que le permite una involucración afectiva permanente. Estos atributos constituyen la esencia de la nueva paternidad y deben ser consolidados por el Derecho y la cultura, en beneficio de la comunidad familiar rota.

En lo medular, los componentes de la nueva paternidad derivan de varias fuentes que conforman un todo, dado que no son interdependientes y están relacionados con los siguientes indicadores que emanan de mi investigación: el principio paternal, jerarquía del rol, proceso resolutivo y disposición afectiva.

Principio Paternal versus Vínculo Afectivo

El sólido vínculo parento-filial que conforma el perfil de la paternidad socioafectiva alude a su origen y reconocimiento, afirmado en la nueva representación cultural concerniente a la masculinidad y a la paternidad. Así observamos que el principio paternal contemporáneo se refleja en la actitud indiscutible del ejercicio recíproco de roles durante el matrimonio a causa de la multiplicidad de funciones femeninas, por autoasignación de su rol, por el establecimiento de relaciones democráticas en la interacción intrafamiliar, actitudes que han generado una nueva dinámica basada en una mayor empatía emocional, reflejada por la presencia paterna.

Jerarquía del Rol versus Relación Afectiva

La función del rol implica valoración paternal, y deviene de una serie de funciones relacionadas con el ejercicio de roles igualitarios en la crianza y desarrollo bio-psico-social de los hijos, con la comprobación respecto de que la identidad masculina es un componente esencial en la construcción de la identidad sexual de los hijos, y la estimación por su función normativa y afectiva permanente, evidenciada en el compromiso paterno.

Proceso Resolutivo versus Involucración Afectiva

El proceso de construcción paterna se genera por su intervención en la crianza afectiva, al reseñarse como figura cotidiana en la formación psicológica y en la inserción social del hijo. Esta nueva naturaleza relacional, lo convierte en modelo valórico de aprendizaje para el ejercicio de la paternidad futura de ellos, herencia determinada por la maduración paternal.

Disposición Afectiva versus Contención Afectiva

Esta disposición se argumenta y amplifica por las visitas insatisfactorias y cortoplacistas que se fijan en tiempo y espacio limitante, algunas de ellas, en los tribunales de menores, instancia que traduce un clima emocional precario, que atenta contra el interés superior del niño, que impide el cumplimiento de la función normativa, por temor a perder el amor y lealtad del niño. Es asimismo, el lugar donde la paternidad vivencia la desvalorización de su presencia y experiencia el desperfilamiento de su rol, que constituyen un atentando a su dignidad y a sus derechos. No obstante la insistencia de mantener el contacto, muestra la calidad su contención afectiva permanente.

De lo que en definitiva estamos siendo testigos, es de esa huella indeleble que se originó en el primer encuentro padre e hijo, lazo que los conecta de por vida en un abrazo afectivo. Es en este especial momento, cuando el padre, crea un fuerte vínculo de apego afectivo con el hijo, porque es capaz de decodificar las señales del bebé y participar posteriormente en su crianza, en base a las herramientas emocionales vinculares que ha ido incorporando, con las cuales solidifica su paternidad y es el motivo auténtico por el cual lucha post-separación conyugal para preservar la unión de inicio.

El derecho a paternar es innegociable y replica en la insistencia de ser y hacer de padre, característica que corresponde a la paternidad socioafectiva contemporánea que se traduce en una mayor presencia y compromiso, asociada con una amplia empatía emocional que le permite una involucración afectiva indestructible. Por tanto, no puede quedar descartado del proceso socializador dado que el intenso contenido emocional de la relación paterno-filial, permite a los hijos no sólo integrar sus procesos individuales sino que complementar los procesos colectivos de aprendizaje, para edificarse como sujeto social y para estructurase psíquicamente.

Desde lo anterior, se observa la urgencia de dinamizar un nuevo paradigma familiar 'tuición compartida' como un mandato, focalizado a las diversas dinámicas de la familia actual, para amplificar la maduración cultural que vivencia el padre, para fortalecer la experiencia nutricia del paternaje, para contener su presencia en la labor cotidiana del su rol paternal, para afiatar el investimento afectivo mutuo que conforma la paternidad en alianza con los hijos, eje de una relación humana que debe ser sostenida en el tiempo y anclada en los deberes y derechos que preservan la red social del parentesco intra e intergeneracional de la familia.

M. Guisella Steffen Cáceres
Licenciada en Familia y Magíster en Ciencias de la Educación,
con Mención en Orientación, Relaciones Humanas y Familia.