Según nota publicada el día 7 de enero de 2003, en el cuerpo
C de El Mercurio. En Comisaría: se querellan por muerte de detenido.
Víctima quería ver a sus hijos en Navidad. Se señala
como causales de su muerte, golpes de carabineros en la entrada de su
casa y eventualmente un suicidio, investigación que realiza la
justicia.
Desde mi percepción, la muerte del señor
Antonio Gálvez, Gamboa, el día 24 de diciembre de 2002,
en la 47.a Comisaría de Carabineros, deriva del dolor de un padre
distante frente a la necesidad de ver a sus cuatro hijos en vísperas
de Navidad, a pesar de estar judicialmente impedido de acercarse a su
familia (aspecto que no tocaré por respeto a la decisión
del tribunal competente).
No obstante y sin ánimo de polemizar frente a este
dramático desenlace, ésta muerte plasma y refleja el arcaico
modelo de tuición monoparental, que no responde a la involucración
afectiva que plantea y sella la maduración de la paternidad contemporánea,
la cual señala la diferencia entre ser padre y hacer de padre,
por el compromiso emocional que le imprime a la relación paterno-filial.
En este sentido, la modalidad de la tuición monoparental
escinde la relación coparental previa, potencia la litigiosidad,
exacerba el conflicto interparental, excluye al padre en la crianza y
formación de los hijos, desvalorizando su función paternal
(dado que las decisiones y la autoridad pasan a ser ejercidas únicamente
por el progenitor custodio, la madre). Estos aspectos conllevan al desperfilamiento
del rol paterno y a la difuminación de la paternidad y por ende,
desestabiliza la dinámica interaccional de la familia post-separación
conyugal.
En el contexto socio jurídico, pareciera existir
la irrelevante concepción y/o desconocimiento del rol socioafectivo
del padre, ya sea por el costumbrismo legal, por el criterio sexista y/o
por la perpetuación cultural de la maternidad como esencia de la
identidad femenina, atributo que le asegura la custodia exclusiva y la
confianza jurídica. Estas puntuaciones traducen un efecto traumático
para el nuevo padre, en los juicios por visitas, tuición y alimentos
y desde este ámbito, es imperativo reflexionar respecto a qué
tipo de familia perpetuamos en el hijo de la paternidad no custodia.
Estas consideraciones y la muerte de un padre separado
no custodio, debieran sensibilizar a nuestra cultura y reflexionar al
Derecho, dado que resguardar a la familia separada, implica a su vez,
tutelar la validez de la relación paterno-filial post-separación
conyugal, a través del ejercicio coparental sustentado en un paradigma
de tuición compartida.
La aspiración afectiva y en fecha significativa,
que llevó a la muerte al señor Antonio Gálvez Gamboa,
reseña no sólo el prototipo y experiencia de miles de padres
separados no custodios chilenos, sino que, expone en esencia, la dolorosa
trayectoria de la paternidad no custodia en una familia rota.
M. Guisella Steffen Cáceres
Licenciada en Familia y Magíster en Ciencias
de la Educación,
con Mención en Orientación, Relaciones Humanas y Familia.
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