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DINÁMICA INTERACCIONAL DE LA FAMILIA
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  1. ¿QUE SE ENTIENDE POR DINÁMICA INTERACCIONAL DE LA FAMILIA?
  2. DINÁMICA INTERACCIONAL EN UNA FAMILIA ROTA
  3. DINÁMICA INTERACCIONAL EN UNA FAMILIA RECONSTRUIDA

¿QUE SE ENTIENDE POR DINÁMICA INTERACCIONAL DE LA FAMILIA?

FAMILIA

En sí misma, la familia es una micro realidad social que traduce en su espacio cultural la tradición histórica del contexto familiar.

Como familia, los derechos y deberes de padres e hijos se congregan tanto en la pervivencia del vínculo afectivo, ligazón que provee el enriquecimiento relacional de sus miembros, como en la estabilidad psicosocial que suministran las figuras parentales para modular un clima emocional sano, aspectos que configuran la realidad dinámica del contexto familiar y que deben trascender a la denominada familia rota.

DINÁMICA

La dinámica se refiere a un patrón de interacciones que en sí misma, connota la fuerza impulsora que potencia o destruye la pauta relacional de la familia, y contiene un sello personológico, que configura un estilo distintivo y legítimo de ser y hacer familia, al compartir tradiciones, mitos y una cultura que le es propia.

En su contexto más amplio, implica el funcionamiento integral entre sus miembros a través de una red de comunicación relacional y en su espacio más íntimo, es generadora de procesos afectivos vinculativos intra e intergeneracionales en permanente evolutiva con estilos tanto funcionales como perturbadores, que replican en el ámbito de la conducta individual de sus miembros y se refleja de forma sistémica en el comportamiento del colectivo familiar.

En este sentido, es riesgoso calificar de disfuncional, a los distintos tipos de tramas vinculares, en consideración, a que lo que le da significado real al proceso dinámico interno, es la calidad del vínculo existente entre sus miembros y lo que nunca perderá vigencia frente a la emergencia de nuevos modelos, es la existencia del rol afectivo en su interior.

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DINÁMICA INTERACCIONAL EN UNA FAMILIA ROTA

El quiebre conyugal se produce, cuando el paradigma que comparte la pareja se fractura, situación que genera el conflicto, pero, el núcleo dinámico del conflicto no es la conducta de una persona, sino la interacción conflictiva que se produce entre dos personas que han ido desarrollando distintas intereses a ritmos diversos, sin privilegiar el compatibilizarlas y/o negociarlas y envuelve a su vez, a los hijos en una escalada de acciones y retroacciones.

Esta situación deja secuelas en la pareja que se traducen en baja autoestima, frustraciones y desacuerdos y debilitamiento de la función parental, ( experiencia y vivencia íntima que se puede adjetivar en la mayoría de los casos como dolida y atormentada) pero, también coloca su impronta en los hijos y el efecto residual se expresa en una comunidad familiar estresada, vulnerable, confusa y sensible que necesita soporte.

Desde esta representación cuando el conflicto que vivencia la pareja trasciende e ingresa a la red interna del sistema familiar, destruyendo el acariciado proyecto de vida para emerger como una familia rota o no intacta, es preciso acomodar las funciones de ambos ex cónyuges, de forma que la presencia psicosocial y el rol socioafectivo del padre sea balanceado en un modelo de alternancia para mantener el clima emocional del lazo padre-hijo. Considerando a su vez, la singularidad de la familia respecto de su estructura, pautas y organización.

Desde un aspecto estandarizado se considera que la mayoría de los hombres y las mujeres pasan por divorcios muy traumáticos, y de acuerdo con esta realidad, y con el propósito de proteger el bienestar de los hijos y cautelar sus intereses, se toman medidas precautorias, pero el problema surge, cuando uno de los miembros de la pareja o a veces ambos, padecen algún tipo de trastorno de la personalidad. Desde la sección Artículos, podrán apreciar los comportamientos alienadores que obstruyen el vínculo y/o impiden el contacto parento-filial.

Los efectos en la dinámica interaccional en una familia rota, devienen de las intensas emociones que suscita la ruptura familiar, relacionadas con la custodia monoparental, la cuota alimentaria, los efectos derivados del régimen de visitas y los comportamientos alienadores, situaciones que modifican la capacidad de los ex esposos para cumplir con la responsabilidad de cooperar por el bien de los hijos.

El régimen actual de visitas es producto de normativas que fracturan a la familia, dado que constituye una instancia artificial que desarticula la cotidianeidad física anterior, enfrentándose a una abrupta discontinuidad en la forma de contacto y se ven obligados a adaptar sus sentimientos y necesidades mutuas a los estrechos confines de una visita. Esta situación detona la emergencia de estados ansiosos y confusos en el sistema paterno y/o materno filial, e impide una interacción fluida en la etapa post-separación conyugal, momento en que se cimienta un nuevo estilo relacional, entre padres e hijos. A su vez, el intermitente régimen de visitas quincenales y su carácter tanto temporal como situacional (se dispone de poco tiempo para estar con los hijos y estos encuentros tienen lugar en ambientes poco familiares para el niño) entorpece el ejercicio de una paternidad estable. En este aspecto, los factores desestabilizadores del sistema familiar dicen relación con:

Un padre visitador o ex papá que ha perdido el control y que difícilmente podrá imprimir un contacto normal entre padre-hijo como corresponde a una familia intacta.

  • Borrar el código de conducta previo del hijo, conlleva a la rebeldía con el progenitor custodio.
  • Dificultad para fijar límites, implica la diferencia entre la pérdida y la ganancia del amor y aprobación de los hijos.
  • Excesiva indulgencia para lograr la lealtad de los hijos, y compensar la culpa de la separación.
  • Irregularidad en las visitas, que produce confusión en los hijos.
  • El clima irreal y cortoplacista de la visita, provocan tensión e induce a la falta de equilibrio entre las actividades recreativas.
  • Frustración por la calidad del tiempo, que conforma visitas insatisfactorias.
  • Concepciones culpabilizantes de los hijos contra el progenitor no custodio que impiden una comunicación fluida.
  • Irregularidad o irresponsabilidad en el cumplimiento económico.
  • Visitas angustiantes por dificultad paterna.
  • Ausencia mediadora de la madre, en niños de diferentes edades.
  • Espaciamiento del contacto por vengatividad de la ex esposa.
  • Abandono de los hijos, en la creencia que su presencia puede ser más dañina que beneficiosa.
  • Abandono de los hijos, por la ansiedad de iniciar una nueva vida. "El re-matrimonio paterno debilita el vínculo con los hijos, por el efecto amenazador que tiene para la nueva cónyuge, hecho que conlleva a las lealtades duales”. Haas, A. (1992:53-57).

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DINÁMICA INTERACCIONAL EN UNA FAMILIA RECONSTRUIDA

La dinámica familiar ha ido oscilando de acuerdo al tiempo histórico, surcada por componentes de naturaleza socio culturales y referentes desde el ámbito económico, laboral, político, etc. Podría decirse, que cada época delimita un nuevo concepto de familia, que hoy en día se observa en la configuración de variadas constelaciones familiares, frente a las cuales preexiste desde el ámbito societal una cierta legitimación tendencial, pero jurídicamente no son viables ante la ley.

Esto deviene, porque los cambios societales no han permeado al Derecho, pero sí al eje relacional pareja familia y las derivaciones son la nueva masculinidad y paternidad. En este contexto, la identidad social de la mujer asociada a la maternidad, ha permanecido inalterable dado que traduce automáticamente el derecho exclusivo a los hijos post-separación conyugal. Este derecho a la maternidad instantánea, no se acopla con las innovaciones emocionales vivenciadas desde la condición del hombre.

Extrapolando, el ciclo vital del individuo atraviesa diversas etapas en las cuales tiene que ejercer distintas tareas, asimismo la familia ha ido experimentando nuevas formas de ser y hacer familia y hemos pasado de un espacio público a uno privado pleno de afectividad, y en que las personas que integran esta comunidad, deciden por sus derechos y deberes de forma intimista, sin intervención del Estado.

En este sentido, la familia ensamblada es una manifestación de nuestra era contemporánea, en la cual uno, o ambos miembros de la actual pareja tienen uno o varios hijos de uniones anteriores. Dentro de esta categoría ingresan tanto las segundas parejas de viudos y viudas como de divorciadas o madres solteras.

Nuestra época exhibe una serie de tipologías que deben ser respetadas. Frente a estos nuevos escenarios familiares, es necesario filtrar nuestro contexto personal para ampliar la cosmovisión de que matrimonio (pareja) y familia (lazos filiales) no son instituciones idénticas, y que estas nuevas constelaciones familiares son realidades que requieren ser acogidas socialmente y amparadas por el Derecho.

Paradigma Familiar Emergente

Una vez originada la separación, los adultos pueden encarar otros proyectos vitales, redefiniendo las relaciones de familia: nuevas uniones, nuevos hijos, nuevos vínculos y nuevas relaciones sociales, que traduce la emergencia de nuevas configuraciones familiares.

Ahora, como sociedad estamos situados en una plataforma de ismos; el permisivismo, el individualismo, relativismo, exitismo, hedonismo y frente a este conglomerado encaramos una crisis valórica frente a la cual nos acomodamos vacilantes por la incapacidad de aceptar las diversas expresiones que encara la comunidad familiar actual.

En este aspecto, el precisamiento del nuevo modelo familiar emergente enfatiza la aceptación y reconocimiento de su multirealidad sociocultural, que refleja a su vez, la diversidad de tipologías y consecuentemente sus respectivas dinámicas, perfilada en los diversos referentes culturales que se han entronizado en la parentalidad.

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